Los textos que esta a punto de leer contienen un alto porcentaje de ficción creada por mente del escritor, no sea tonto y aprenda a discernir.

martes, diciembre 28

LA APUESTA (PARTE 2)

*Es necesario haber leído la primera parte de "La apuesta" antes de leer esta.
Ahí vamos, espero que les guste.



La luz de la mañana ilumina y fastidia el rostro de Antonio, se levanta directo al baño, gira la perilla del grifo y mete la cabeza refrescándola con agua helada, las ideas están más claras, la mente está alerta, se mira al espejo observando sin mucha preocupación la calvicie que lo espera a la vuelta de la esquina, recuerda los sucesos del día anterior: 

"Con el objetivo de probar su lugar especial e inmutable en este universo como un ente superior, le propuso a su mejor amigo, Renato, que intente asesinarlo al dia siguente, este aceptó de forma automática para así ganar el dinero que Antonio mismo apostó, dinero ganado en un concurso de cuentos hace poco, los porros consumidos la noche anterior no fueron influencia de nada, ambos amigos están suficientemente locos para tomárselo en serio."
Antonio hace muecas frente al espejo y sonríe de forma estúpida, "Hoy no me muero ni cagando."

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En la cocina está Sandra desayunando una ensalada de frutas, Antonio la ve fantaseado, siempre tan regia y sana, le da un beso en la boca.

- Lávate la boca, cochino. -gruñe ella.
- Luego del desayuno, que jodida. 
- Así me amas.
- Desde que te conocí, mi amor.

La relación de Sandra y Antonio siempre se basó en la confianza, en la joda y el pragmatismo total, ambos se dicen sus verdades sin ningún temor como cuando Sandra sube abruptamente de peso o Antonio no se baña por días, incluso no tienen reproche en dormir separados regularmente para así poder tener una libertad extra en las noches, superando de esta forma todo tipo de paradigmas o tabúes seudo románticos y obsoletos.

- ¿Se acabó el café? -Pregunta lamentándose Antonio.
- Tú eres el único que tomas ese veneno, además ya te dije que mejor dejes esos vicios, a veces me sorprendo como pues consumir tantas drogas juntas, café, coca cola, tabaco y marihuana. ¿No piensas vivir mucho, no?
- No. Quiero café.
- En la tienda.
- Café.
- Jódete, Antonio.
- Ok.

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"Creo que quedándome en casa solo le dificulto las cosas al pobre Renato, no puedo ser tan injusto tampoco." Antonio coje sus zapatillas y se dispone a salir a dar una vuelta por la ciudad, pero la puerta de su habitación se abre.

- Hola. - Es Renato, sonriente.

Al parecer Renato también tomó muy en serio la apuesta de la noche anterior y el cuchillo de cocina que lleva en la mano no hace nada más que confirmarlo.

- Hagámoslo un poco dramático, hermano. ¿Qué debería preguntar ahora?, Oh si, ¿Re-re-re renato, como fue que… entraste?
- ¡Que histriónico mi Toño! Siempre me haces reir, Sandra me dejo entrar, luego se fue al trabajo, ¡que descuidado de tu parte! ¿No le dijiste a tu novia que yo vendría hoy a matarte?
- ¿Creo que seria un poco complicado explicárselo, no? - Ambos se rien al unisono. - Oye, Renato, ¿realmente pretendes matarme con ese cuchillo inmenso? Que mala gracia de tu parte, luego de tantos años de amistad, pensé que al menos pensarías en un método menos doloroso.
- Lo siento, me desperté tarde, no tuve mucho tiempo para planear las cosas. - Renato desordena su inmensa y ondeada cabellera.
Antonio se ríe nuevamente.
- Pues no seas estúpido, no puedes pretender matarme en mi propia casa. - Se expresa tranquilamente Antonio, muy propio de él. - Sería todo muy sospechoso, Sandra te vio entrar, dejarías huellas por todos lados, tendrías que limpiar mi sangre luego de despedazarme con ese machete de mierda. Te atraparían inmediatamente y no tendrías ni una pizca de mi testamento. ¡Coño que eres tonto!.
- Ehhh… bueno… muy buen punto, chau, te mato mas tardecito. -Renato se retira de la habitación mientras Antonio se queda pasmado e idiotizado por aquella escena tan inverosímil.
- ¡Cierra la puerta al salir! - Grita Antonio.

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Antonio siguió con su plan de condescendencia y salio a dar una vuelta por el centro de la ciudad, paseo por supermercados, callejones oscuros, bares, y parques para darle todo tipo de oportunidades a Renato, pero su amigo y sicario no aparecía.

De pronto, su celular comienza a sonar. El nombre de Renato aparece señalado en la pantalla.

- Aló.
- Hola Toñito, me olvide de decirte. Secuestré a Sandra. - Dice Renato con una voz amigable.
- ¿Que?
- La tengo amarrada por ahí y la voy a matar si no vienes por ella y te entregas a cambio, igual que en las películas, no tengo que explicarte cómo funcionan esas cosas.

Antonio cuelga inmediatamente el teléfono. "Imposible, imposible." Marca el número de Sandra y espera mientras timbra el celular.
"Deje su mensaje después del timbre…"
"NO ME JODAS", Vuelve a marcar el numero, pero ahora no timbra, está apagado.
"Deje su mensaje después del timbre…"

Antonio toma aire e intenta relajarse, con el celular en la mano sudorosa, llama esta vez a Renato, traga saliva y espera.

- Alo, que mal educado al colgarme de esa… - pero es interrumpido por Antonio.
- Renato… ¿Qué pretendes?, no puedes secuestrar a Sandra, aunque logres matarme, ella te acusará con la policía eventualmente, no recibirás el dinero y te irás a la cárcel. Ella no tiene nada que ver con esto.

De repente, el tono de voz de Renato cambio, ya no era amigable, tonto, ni gracioso, era duro, seco y frío como el hielo, lo que dijo a continuación fue en serio.

- Yo siempre la amé, Toño, yo amo a Sandra como nunca la amaras tú, ella era mía hasta que tú llegaste y me la robaste, con tu actitud exasperante de escritor bohemio y encantador. Yo era un abogado con mucho futuro y respeto, le pensaba dar todo lo que ella merece, pero llegaste tú con tus estúpidos sueños y la conquistaste con tus historias fantaseosas y novelescas.

Antonio esta congelado, el sudor frío baña su cuerpo totalmente.

- ¿Qué vas a hacer ahora, qué quieres?
- ¡Qué vas a hacer tu ahora! Quiero que vengas y me permitas cómodamente acabar con tu vida, dejaré a Sandrita libre, y luego escaparé de la ciudad, si me atrapan o no, ya se lo dejo al destino.
- ¿Dónde tengo que ir? - Pregunta Antonio, derrotado.
- ¿Tienes lápiz y papel? Anota…

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Renato nunca había estado por esa zona antes, simplemente subio a un taxi y le mostró la dirección al chofer, la tarifa resultaba veinte soles, lo que desde ya lo hacia suponer la gran distancia que lo separaba de su antiguo y desquiciado amigo.

La zona no estaba asfaltada, solo podía ver casas a media construcción, tierra y más tierra, la tenue luz que emitían los postes de luz iluminaba el polvo que levantaba el automóvil al recorrer la zona en busca de la dirección.

"Esto va en serio", pensaba Antonio, quien nunca pudo haber imaginado el tremendo vuelco que daría la situación originada por su estúpido juego. ¿Cómo no pudo nunca sospechar que aquel tipo que acompaño con su amistad a Sandra durante tanto tiempo estaría totalmente enamorado de ella y guardando un tremendo rencor contra él? Debió imaginar el notable hecho de que solo era necesario una ligera excusa y oportunidad para Renato y este expulsaría todos esos sentimientos retraídos y escondidos incluso inconscientemente.

Llegó a la dirección que le dió Renato, un portón de metal representaba la entrada a este infierno, al igual que Dante Alighieri imaginó el cartel que señalaba "abandonad toda esperanza"

- ¿Desea que lo espere? - Dijo el taxista.
- Saldrá otra persona en mi lugar. - Respondió seriamente Antonio.

La puerta estaba abierta y se encontró con una obscuridad total, no podía ver ni a Sandra ni a Renato. Caminaba por un pasillo angosto y recto que terminó abruptamente. De repente, una luz iluminó el lugar, tan intensa que lo cegó por un momento, hasta notar que se encontraba en un inmenso almacen vacio.
Vacío, excepto por Renato que lo miraba sonriente desde unos metros mientras apuntaba con un arma.

- ¿Dónde esta Sandra?
- ¿Sandra? - Renato miró su reloj. - A esta hora ya debe estar en casa. 
- ¿Qué estas diciendo? - Antonio sacó su celular y marco el número de Sandra y en ese mismo instante una vibración fue seguida de el tono melodioso del teléfono celular de Sandra que estaba en las asquerosas manos de Renato.
- ¿Aló? - Dijo Renato mirando fijamente a Antonio que lucía pasmado y caía en cuenta de la trampa que le había tendido aquel tipo sorprendente que creía era su amigo idiota dominado por las drogas y la mediocridad.
- Sólo tuve que tomar prestado el celular de Sandrita cuando me la encontré en la puerta de la casa. - A continuación sus carcajadas retumbaron el lugar. - ¡No pensé que fuera tan buen ladrón! - Risas y más risas.
- Entonces… ¿todo fue mentira? ¿Ahora piensas matarme y quedarte con ella?
- ¿Quedarme con ella?, ¡Ni cagando! ¿te creíste ese cuento?, Sandra es insoportable, además, ha subido de peso, y su culo esta fofo. Tienes muy mala mano, Toñito. Lo único que hare es cumplir con esta apuesta tan divertida, aquí acaba el juego. ¡Good bye my dear friend!

Antonio vió su vida pasar a través de sus ojos en un instante, el miedo corría por su sangre y se dio cuenta lo increíblemente estúpido que había sido, en realidad no era alguien especial, ni siquiera eso, era un completo idiota, el más idiota del mundo, un pobre perro callejero a punto de ser atropellado por un camión, no quería morir, no podía ser así, quería vivir y salir de esta y nunca volver a ser un cojudo.

- ¡Detente, por favor, detente! - Gritó Antonio mientras Renato lo miraba fríamente.
- ¡Ganaste, ganaste el juego! Soy un idiota y no soy especial, mucho menos inmortal, te dare el dinero que prometí, y no levantaré ninguna acusación (igual nadie creería esta historia), ¡Perdóname!, pero por favor, déjame vivir… por favor. - Las lagrimas comenzaron a brotar sin parar, con la voz quebrada y el arrepentimiento en sus venas, Antonio solo esperaba el veredicto de Renato.
- Si te dejo vivir, significa que habrias ganado la apuesta, es decir, que habrías sobrevivido contra todo pronostico, y en realidad yo no merecería mi premio.
- Pero Renato, eso ya no…
- Ademas no me gusta perder.

"BANG!"

El dedo de Renato se mantuvo firme al presionar el gatillo mientras el estruendo sonoro retumbaba el lugar.


*La tercera parte saldrá la primera semana de enero, Feliz año nuevo a todos!

2 comentarios:

Daniel Arce dijo...

Personalmente esta es la mejor parte del cuento, me sorprende que no hayan comentarios... mue.

Anónimo dijo...

fascinante....lograste captar lo que muchos no pueden al narrar una historia